Los metales pesados existen naturalmente en varias concentraciones en la corteza terrestre, suelo, aire, agua y toda la materia biológica y se han extendido ampliamente como resultado de actividades antropogénicas como la producción de cemento, la industria del acero, la basura y actividades mineras, entre otras. También pueden difundirse por eventos naturales como el viento, la erosión del suelo y la actividad volcánica.
Todos los metales, ya sean esenciales o no esenciales para un organismo, pueden volverse tóxicos si superan el umbral de toxicidad.
Las intoxicaciones por metales pesados se presentan en los cultivos de peces con niveles variados de mortalidad e impacto en la fisiología, en salmónidos los cuadros se presentan con mortalidades agudas en etapas tempranas de desarrollo (0,2 gr – 1 gr), en donde las pérdidas pueden alcanzar valores de 80% en casos severos. Los eventos se presentan generalmente en primavera-verano/otoño tanto en sistemas de flujo abierto como en recirculación. En muchos casos se han observados los cuadros de mortalidad asociados a alta precipitación de agua caída después de períodos de escasa o ausencia caída de lluvias (gráfico 1).